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El intestino: nuestro segundo cerebro; una guía para entender el origen de muchas enfermedades y cómo prevenirlas



Cuando hablamos del intestino, nos referimos al sistema nervioso entérico, un componente vital de nuestro cuerpo. Sorprendentemente, posee cinco veces más neuronas que la médula espinal y produce el 90% de la serotonina, este neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo.

El microbioma o ahora llamada macrobiota, es ese ecosistema de bacterias que habita en nuestro intestino y forma parte de nuestro sistema inmune, está en constante cambio. Factores genéticos y ambientales juegan un papel importante en su configuración. Cualquier alteración en este delicado equilibrio puede desencadenar enfermedades principalmente; autoinmunes al igual que diabetes e incluso el cáncer. ¿Sabías que tú puedes influir en él?


Podríamos decir que exponernos a gérmenes desde temprana edad es crucial para fortalecer nuestras defensas. La macrobiota es un reflejo microscópico de nuestro pasado y presente, conectándonos con el mundo exterior a través de las bacterias en nuestro intestino. Por eso es tan importante lo que consumimos diariamente.


La inmunidad empieza a construirse incluso antes de nacer, cuando estamos en el vientre de nuestra madre. A través de la sangre y la leche materna, los anticuerpos que ella generó durante el embarazo, brindándonos protección contra diversas amenazas. La calidad de este sistema desde antes de nacer y durante nuestro desarrollo influye enormemente en nuestra salud futura.


Es evidente que lo que comemos tiene un impacto directo en nuestra macrobiota y, por ende, en nuestra salud. Es por eso la importancia de la ingesta de frutas y verduras ya que son ricas en fibra natural y son fundamentales para repoblar las bacterias buenas que protegen nuestra barrera intestinal al igual que la rotación de alimentos, o sea no comer siempre el mismo alimento, tener una dieta variada. Este proceso no solo ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes, la obesidad y el cáncer, sino que también puede aliviar los síntomas de las enfermedades autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto.


Para fortalecer nuestro sistema inmune y modificar nuestra macrobiota, hay tres acciones clave que podemos tomar:


Quitar: Elimina los medicamentos que no necesitas realmente, reduce el consumo de antibióticos y evita alimentos procesados y tratados con pesticidas.

Reemplazar: Incorpora alimentos fermentados en tu dieta si no hay sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) y busca estar en contacto con la naturaleza. Cultiva pensamientos positivos ya que tienen poder sobre nuestro cuerpo de muchas formas y la correcta hidratación en este proceso.

Restaurar: Consumir una dieta rica en verduras y frutas ayuda a repoblar las bacterias beneficiosas en tu intestino. La aplicación de Células Madre y Exosomas ayuda a acelerar el proceso de reparación celular intestinal. Al reparar tu intestino con la medicina regenerativa verás los beneficios tanto de incremento de inmunidad fortaleciendo tu salud integral al igual que mejorando tu digestión, recuperando tu peso ideal y viéndose beneficiado tu estado de ánimo ya que tendrá un impacto neuronal.

Nuestro cuerpo es como un jardín que necesita cuidados constantes para florecer en armonía. La clave está en nuestras manos.


Escrito por la Dra. Adriana Gudiño Reyes

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